Fortalecer nuestras Articulaciones
29 abril, 2019Mantener nuestras articulaciones sanas es fundamental para la capacidad de mantenernos activos y sin dolor a medida que nos pasan los años. Una base fundamental es el ejercicio para liberar las articulaciones rígidas o sensibles, siempre y cuando lo hagamos de forma segura y adecuadamente.
Si combinamos ejercicios de fortalecimiento específicos, actividades aeróbicas de bajo impacto, una excelente nutrición y opciones de estilo de vida saludables, lograremos nuestro objetivo de fortalecer y cuidar nuestras articulaciones por mucho tiempo.
1. Desarrollemos una buena rutina de fortalecimiento
El visitar a nuestro médico o fisioterapeuta para desarrollar un adecuado programa de ejercicios es de vital importancia. Si ya poseemos dolor o rigidez en las articulaciones, condiciones médicas preexistentes o vivimos con un estilo de vida sedentario, es muy
importante consultar a nuestro médico antes de comenzar un régimen de ejercicio. Incluso, si actualmente poseemos articulaciones sanas, es aconsejable trabajar con nuestro médico y posiblemente con un fisioterapeuta o entrenador. Debemos desarrollar un programa ideal
para nuestras capacidades.
Si experimentamos dolor o molestias en las articulaciones durante el ejercicio por más de un día o dos, comuníquese con su médico.
En el ejercicio, la Flexibilidad es clave
Ejercicios como el yoga nos ayudan a obtener una mejor lubricación y flexibilidad lo cual favorece notablemente nuestros ejercicios de fortalecimiento. El hacer este tipo de disciplinas 2 veces por semana no solo nos ayudará con el contacto entre huesos sino también con la
respiración y control del estrés. Recuerda: es preciso asegurarnos de estirar y calentar al comienzo y al final de cada rutina.
El agua nos libera
La natación y los ejercicios de poco impacto son excelentes para agregar flexibilidad y fuerza a las articulaciones sin causarles demasiado estrés o tensión. Cuando estás nadando o haciendo
ejercicios aeróbicos en el agua, la flotabilidad del agua reduce en gran medida el estrés ejercido en tus articulaciones.
2. Equilibremos nuestra nutrición
Una dieta equilibrada puede mejorar la salud de nuestras articulaciones y mantener un buen peso de nuestro cuerpo. Comer proteínas magras puede ayudar a desarrollar músculos fuertes. Para fortalecemos nuestros huesos podemos comer alimentos con calcio, magnesio y
vitamina D, como productos lácteos y otros alimentos fortificados. Así mismo, el pescado como el salmón, contiene ácidos grasos omega-3 que pueden reducir la inflamación en las articulaciones. Otros alimentos, como tomates, aceite de oliva, vegetales verdes, semillas y nueces pueden ayudar a reducir la inflamación.
Glucosamina
Es un componente natural del cartílago que evita que los huesos se froten entre sí y causen dolor e inflamación. También es coadyuvante en la prevención de la descomposición del cartílago que puede ocurrir con la artritis. Hay dos tipos de glucosamina que se encuentran en los suplementos: clorhidrato de glucosamina y sulfato de glucosamina.
Estudios clínicos descubrieron que los productos que contienen clorhidrato de glucosamina no hacen mucho para mejorar el dolor en las articulaciones causado por la osteoartritis. Otro estudio demostró que el sulfato de glucosamina mejora estos síntomas, por lo que puede ser una mejor opción que el clorhidrato de glucosamina.
Cuando se toma durante un largo período de tiempo, el sulfato de glucosamina también puede ayudar a retrasar la progresión de la osteoartritis. Los estudios sugieren que ralentiza el estrechamiento del espacio articular.
Condroitina
Al igual que la glucosamina, la condroitina es un componente básico del
cartílago. También puede ayudar a prevenir la descomposición del cartílago por osteoartritis. Muchos estudios clínicos han encontrado que alrededor del 53% de las personas que toman condroitina tienen una mejora del 20% o más en el dolor de rodilla. El sulfato de condroitina también puede retrasar la progresión de la osteoartritis cuando se toma a largo plazo. Los estudios demuestran que ralentiza el estrechamiento del espacio articular cuando se toma hasta por 2 años.
3. Abandonemos el sedentarismo, las toxinas y el Tabaco
La mayoría de las personas desconocen que fumar aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas óseas, aumentando también la probabilidad de lesiones que involucren bursitis o tendinitis. Los fumadores tienen un mayor riesgo de lumbalgia y artritis reumatoide. Dejar de fumar mejora la salud ósea y la salud de las articulaciones.
El sedentarismo también es causante de la debilitación ósea. Debemos evitar mantener una misma posición por mucho tiempo. Cuando trabajemos en un escritorio, por ejemplo, tratemos de levantarnos y estirarnos cada 15 minutos. Podemos hacer lo mismo mientras
estamos sentados en casa leyendo o mirando televisión.
4. Escuchemos nuestro cuerpo
El dolor muscular después del ejercicio es una cosa. El dolor articular después del ejercicio es otra cosa. Si nos duele después del ejercicio de una manera que tenga sentido con la actividad que realizamos, y el dolor desaparece fácilmente, es probable que todo sea normal,
pero si se desarrolla dolor en las articulaciones, es la forma en que nuestro nos dice que algo está mal. Ahí es cuando es hora de ver a un médico. Puede ser algo simple de corregir, como una forma incorrecta, o puede ser necesario abordar algo más complejo, como la osteoartritis
de inicio temprano.
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